07 enero 2010

Peligro! Pasión desmedida en los negocios

Muchos piensan que la pasión es tan importante como la innovación para tener éxito en los negocios. Lo dudo. Mi experiencia como empresario, educador emprendedor e inversor, me dice que el producto más escaso y valioso es la honestidad objetiva. Sin dudas, que se necesita un gran compromiso, energía, y la resistencia para hacer surgir una empresa de la nada. Y, por supuesto, uno debe tener confianza en que se puede tener éxito aún a pesar de los peores pronósticos. Pero la pasión es una emoción que ciega a la personas.
Mezclar el aceite de la confianza en uno mismo, con el agua de la evaluación desapasionada es probablemente la tarea más dura de un empresario.
gatoleon
Les paso una guía para tener en cuenta:
Cuidado con los elogios. Empresarios experimentados aprenden a distinguir claramente entre el éxito real y muchos de los “premios” sin importancia, pero que pueden marearlo. Existe una enorme grieta entre ganar el primer lugar en una competencia de planes de negocios o ganar el premio “Empresario del año” de Ernst & Young. Empresarios experimentados saben cómo utilizar estos poderes de manera efectiva en la comercialización y llamar la atención de inversores, pero no deben confundirse entre la alabanza y el éxito.
Deja de mentirte a ti mismo. Es asombroso cuanta mentira hay nuestras vidas, y los negocios no son la excepción. Antes de concentrarnos en descifrar las verdaderas intenciones de nuestros clientes, empleados, inversores, proveedores, o de nuestra competencia, debemos centrarnos en la peor de las mentiras, la de mentirnos a nosotros mismos. Cuando no esté seguro de qué hacer, cierre la puerta, asegúrese de estar solo, mírese al espejo, y se dígase la verdad. ¿Es realmente el mejor inversor que puedo conseguir? ¿Es realmente el mejor candidato a pesar de las recomendaciones de su junta directiva?

Atarse al mástil uno mismo. Ulises tenía razón: con el fin de soportar los cantos de las seductoras pero mortales sirenas, no sólo se ató al mástil, sino que además ordenó a su tripulación que ignorasen sus demandas para ser liberado. El resultado: la empresa sobrevivió a las imploraciones apasionadas de Ulises, las cuales lo hubieran llevado a la ruina. Para el empresario, es muy importante rodearse de gente que hará lo correcto para su empresa, y no de los que se guían por sus sentimientos. Es muy difícil escuchar a los críticos, y si encontramos a gente que va a ser dolorosamente honesto con uno, debemos subirlos a bordo.

Sepa cuándo dar vuelta la página. Hace falta de mucha confianza para apretar el botón de “Reinicio”. Aunque la perseverancia en momentos de adversidad es considerado como el activo empresarial más importante, los buenos empresarios aprenden a manejar el riesgo a través de fracasar rápidamente, rearmarse e iniciar un camino diferente. Esto es lo que dos de mis alumnos aprendieron cuando intentaron poner en práctica su premio HBS “Gane un plan de negocios”. Ellos escribieron:

“Queridos inversores: Después de más de un año de trabajo, hemos decidido cerrar. Es una decisión muy difícil, pero creemos que es lo correcto, y nos alegramos de haberla tomado antes de hacer uso de otra porción del capital .... Si bien esta ha sido una de las decisiones más difíciles ... nos sentimos muy afortunados de poder apagar la luz ... a tiempo. Muchos emprendedores se dan cuenta que su negocio no es viable cuando ya han gastado demasiado dinero y han afectado la vida de muchos. Podríamos haber acabado de la misma forma”.
"Fracasar rápido" y aprender de la experiencia es lo segundo mejor que un emprendedor puede hacer.
Y, como Joseph Conrad escribió años atrás, "Cualquier tonto puede continuar, pero sólo el hombre sabio sabe cuando acortar el viaje."

Así que, le recomiendo que deje la pasión en su dormitorio. Y cuando esté poniendo en marcha su empresa, que nada lo aleje de la sobriedad, de tener la cabeza fría y poder hacer siempre una evaluación objetiva.
por Daniel Isenberg . Traducción: Martín Domínguez.
Daniel Isenberg, PhD, es un Profesor de Prácticas de gestión en Babson College.
Fuente Harvard Business Review, enero 2010

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